La neuromielitis óptica (NMO) es una enfermedad autoinmune inflamatoria del sistema nervioso central, con secuelas neurológicas importantes que pueden llevar a discapacidad neurológica funcional grave e irreversible
Resultados de un estudio observacional, analítico, ambispectivo, en una cohorte de pacientes con NMO entre enero de 2015 y julio de 2021, que buscaba determinar los factores asociados a una mayor discapacidad en pacientes con NMO.
Se postula que factores como mayor edad en el momento del inicio, la mayor frecuencia de recaídas, especialmente en el primer año, la gravedad y la pobre recuperación de la primera recaída, la carga de lesiones en el tronco encefálico en la resonancia y el retraso del inicio del tratamiento crónico pueden indicar un peor pronóstico.
Se encontró que tener curso con recaídas de la enfermedad es predictivo de una discapacidad mayor (EDSS ≥ 6). Otros estudios también han resaltado que las recaídas en el NMO confieren un mal pronóstico; esto se explica por el efecto acumulativo sobre el daño neurológico de cada episodio agudo.
El 80% de los pacientes presentó recaídas de la enfermedad en el seguimiento y el 46% las tuvo durante el primer año de la enfermedad. Estos datos también se presentan en un estudio realizado en el Reino Unido y Japón en el que se evaluó el curso de la enfermedad y se encontró que el 86% de los pacientes tenía un curso con recaídas.
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Es posible pensar que las recaídas se presentan de forma más frecuente en los pacientes que no tienen tratamiento inmunosupresor o que no lo reciben de forma continua, como se describió en un estudio de cohortes en el que el 81% de los pacientes sin tratamiento presentó recaídas. Sin embargo, en el presente estudio sólo cuatro pacientes (3,6%) no recibieron tratamiento crónico y, aunque la no continuidad se presentó en un porcentaje más alto (44,7%), esto no se asoció con mayor discapacidad durante el seguimiento, por lo que pueden existir otros factores que sería interesante determinar, pero que no son del alcance de esta investigación.
Al igual que en el presente estudio, publicaciones previas han descrito la relación de la EDSS basal alta con una discapacidad mayor (EDSS ≥ 6) durante el seguimiento. Otro estudio multicéntrico informó de que una mayor discapacidad residual después del primer episodio incrementa el riesgo para una discapacidad mayor (EDSS = 6).
Una de las limitaciones de este estudio es que, a pesar de incluir 125 casos de una enfermedad poco prevalente, se realizó en un solo centro de referencia, por lo que los resultados encontrados en esta cohorte sólo pueden dar cuenta de lo observado en este lugar. Sería interesante realizar este mismo estudio incluyendo una cohorte multicéntrica para validar los resultados aquí publicados.
Otra de las limitaciones es que la EDSS se desarrolló para evaluar a pacientes con esclerosis múltiple y, aunque históricamente se ha utilizado en la evaluación de pacientes con NMO, ésta puntúa de forma importante la afectación motora y da poco peso a la afectación visual, por lo que algunos pacientes con afectaciones visuales graves resultan con menor discapacidad. Por lo anterior, se hace necesario el desarrollo y la difusión de una escala de discapacidad específica para el NMO.
En conclusión, el curso con recaídas de la enfermedad y una EDSS alta después del inicio son predictores para desarrollar una discapacidad mayor durante el seguimiento.
Adaptación de un artículo de Revista de Neurología