La terapia ideal para la enfermedad inflamatoria del sistema nervioso sería preservar la función inmune normal, mientras que únicamente se suprimen las respuestas inmunes patológicas que dañan los tejidos y de este modo, permiten su reparación. En principio, la terapia antígeno-específica serviría para erradicar las respuestas inmunes no deseadas de los anticuerpos y células T, mediadas mientras se preserva la integridad de otras respuestas adaptativas a agentes infecciosos y se retiene la capacidad de combatir la malignidad. Sin embargo, en este momento, para la Esclerosis Múltiple (EM) no tenemos la evidencia convincente de que apoyaría cualquier respuesta inmune, en cualquier antígeno específico o incluso un grupo limitado de antígenos. De hecho, hay respuestas inmunes adaptativas en una amplia franja de proteínas y lípidos que se encuentran en las neuronas y en la mielina de la EM. A menos que el control de algunas de las respuestas inmunes conocidas sea suficiente, la terapia antígeno-específica en la EM puede no tener suficiente impacto como para modular el resultado clínico. Sin embargo, en otras condiciones neuroinflamatorias como la Neuromielitis Óptica (NMO), la respuesta inmune adaptativa está altamente concentrada. Los ensayos de la terapia antígeno-específica para la enfermedad neuroinflamatoria podrían ser probados primero en enfermedades con una respuesta inmune adaptativa más limitada como la NMO. La probabilidad de un éxito significativo para esta estrategia terapéutica podría efectuarse de este modo.
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Ponente: Lawrence Steinman, Dpto. de Pediatría y Neurología de la U. de Stanford
Temática: Investigación y nuevos tratamientos
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