Detectar lo más temprano posible las primeras señales de la esclerosis múltiple es uno de los focos principales de la investigación. Poder actuar con tiempo permite disminuir la frecuencia y la intensidad de los brotes, y por lo tanto ralentizar la progresión de esta enfermedad neurodegenerativa.

Dr. Pablo Naval Baudín, neurorradiólogo del Hospital Universitario de Bellvitge
Es por eso que los esfuerzos de muchos equipos de investigación biomédica especializados en el estudio de la esclerosis múltiple se concentran en identificar biomarcadores fiables que ayuden a llegar a un diagnóstico lo más anticipado posible.
El equipo liderado por el neurorradiólogo Pablo Naval Baudín, del Hospital Universitario de Bellvitge, ha publicado en junio de 2023 en la revista European Radiology un prometedor estudio centrado en unas lesiones neurales llamadas “de ribete de fase” (phase rim en inglés). Se trata de unas lesiones inflamatorias crónicas de la sustancia blanca del cerebro, debidas a la desmielinización tan característica de la enfermedad. El estudio se ha efectuado en 20 pacientes.
La mayoría de las lesiones cerebrales de la esclerosis múltiple se deben a un proceso de inflamación aguda y se asocian a brotes de enfermedad. Sin embargo, las lesiones estudiadas por el equipo del Bellvitge crecen paulatinamente durante meses o años. Se trata de lo que algunos llaman ‘smouldering disease’, la enfermedad ‘latente’, que va lentamente ardiendo como un fuego bajo las cenizas.
“En la esclerosis múltiple concurren diferentes tipos de inflamación y esto probablemente explica en parte la gran variabilidad de formas clínicas que hay en la enfermedad”, explica el doctor Naval Baudín. “Nos interesaba identificar las lesiones inflamatorias crónicas porque hipotetizábamos que podrían ser posibles biomarcadores predictivos de las formas más agresivas, de progresión de la discapacidad o de la conversión a formas secundarias progresivas”.
Las lesiones inflamatorias crónicas son más difíciles de detectar, ya que requieren un tipo de resonancia magnética avanzada que no siempre está disponible, llamada Susceptiblility-Weighted Imaging (SWI). Además, su valoración es difícil y subjetiva, y depende mucho de la experiencia del radiólogo.
“Gracias a nuestro estudio, hemos encontrado una manera fácil y objetiva de cuantificar estas lesiones inflamatorias crónicas en una forma de resonancia magnética totalmente estándar llamada ‘imagen potenciada en T1’”, explica el investigador. “De esta manera, será posible explorar la inflamación crónica en la esclerosis múltiple de manera más cuantitativa y objetiva. Ya no dependerá de si un radiólogo la ve o no la ve de manera subjetiva.”
Según los autores del estudio, este nuevo biomarcador podría ayudar en el futuro a los pacientes que van a tener un curso más agresivo o una mayor progresión de la discapacidad. “Si somos capaces de detectar antes y de manera más precisas este grupo de pacientes, les podremos facilitar un tratamiento específico capaz de mejorar su pronóstico y su calidad de vida”, concluye Naval Baudín.