La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune crónica que daña, por inflamación, la cubierta protectora alrededor de los nervios en el cerebro y en la médula espinal.
En las áreas del cerebro y de la médula espinal afectadas por la EM, las señales transmitidas a través de los nervios se ralentizan o se bloquean, causando síntomas neurológicos que pueden resultar en una discapacidad o en una disminución de la calidad de vida.
¿Quién se ve afectado por la EM y quién corre el riesgo de padecerla?
- Son alrededor de 900 000 las personas que en los EE. UU. tienen EM. En Europa son alrededor de 1 millón.
- Los síntomas suelen aparecer entre los 20 y los 30 años.
- Las mujeres son casi 3 veces más propensas a desarrollar EM que los hombres.
- Otros factores de riesgo para la EM:
- ciertos factores genéticos
- bajos niveles de vitamina D
- bajos niveles de exposición a la luz solar
- infección por el virus de Epstein-Barr
Tipos y síntomas comunes de la EM
Las personas con EM remitente-recurrente (el tipo más común) tienen síntomas neurológicos que aparecen repentinamente (brote), seguidos de un período de recuperación completa o casi completa (remisión).
Con el tiempo, los episodios de recaídas y remisiones pueden ocurrir con menos frecuencia y las personas pueden desarrollar un empeoramiento gradual de su discapacidad (EM secundaria progresiva). Las personas con EM primaria progresiva tienen síntomas que empeoran con el tiempo sin recaídas y remisiones.
Entre los síntomas de la EM, podemos mencionar:
- fatiga
- visión borrosa y dolor ocular (neuritis óptica)
- debilidad o cambios de sensibilidad en partes del cuerpo como cara, brazos o piernas
- mareos
- dificultad de equilibrio
- deterioro en la memoria o el pensamiento
- problemas con el control de la vejiga.
Los pacientes con EM también tienen un mayor riesgo de depresión y ansiedad.
Diagnóstico y tratamiento de la EM
El diagnóstico de EM generalmente lo realiza un neurólogo y se basa en la historia de los síntomas, el examen físico y las anomalías características encontradas en una resonancia magnética cerebral.
En algunos casos, para confirmar el diagnóstico de EM, se realiza una punción lumbar.
Los pacientes con EM deben recibir atención integral y coordinada por parte de un neurólogo y de un equipo con otros profesionales médicos. Para tratar el dolor nervioso, los espasmos, la fatiga, la depresión, la ansiedad y la incontinencia urinaria se utilizan medicamentos y otras intervenciones médicas (como terapia para la salud física, ocupacional y para el habla, y asesoramiento).
Dispositivos de asistencia, como aparatos ortopédicos o un bastón, pueden ser útiles para los pacientes con EM que tienen dificultad para mantener el equilibrio y caminar.
Existen varios tipos de terapias capaces de modificar la enfermedad en el caso de EM remitente-recurrente o de EM progresiva que se haya desarrollado después de la aparición de EM remitente-recurrente. Estos tratamientos incluyen interferones, glatirámero, teriflunomida, moduladores del receptor S1P, fumaratos, cladribina y varios tipos de anticuerpos monoclonales. Un fármaco (ocrelizumab) está aprobado para pacientes con EM primaria progresiva.
Según el tratamiento que se utilice, estas terapias pueden disminuir las recaídas o brotes de la EM aproximadamente del 30% a 70%. Posibles efectos secundarios de algunos de estos tratamientos incluyen infección, reacciones en el lugar de la inyección, frecuencia cardíaca baja y enfermedades autoinmunes de la tiroides.
Modificaciones de estilo de vida recomendadas para pacientes con EM
Las personas con EM deben evitar fumar cigarrillos. También deberían animarse a realizar actividad física, que se asocia con menos síntomas de EM y disminución de la depresión y de la fatiga.
La búsqueda de actividades intelectualmente desafiantes puede estar asociada con una mejora de la función cognitiva en personas con EM.
TRADUCCIÓN DE LA IMAGEN
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune crónica que daña la cubierta protectora alrededor de los nervios (conocida como mielina) en el cerebro y en la médula espinal.
Las señales nerviosas se interrumpen cuando la mielina se degrada, provocando los síntomas y discapacidad potencial.
Los síntomas más comunes son:
- Dolor en los ojos y pérdida de la visión (neuritis óptica)
- Debilidad o cambios en la sensibilidad en el cuerpo (cara, brazo, pierna)
- Mareos, dificultad de equilibrio
- Deterioro de la memoria o del pensamiento
- Problemas de control de la vejiga
- Depresión y ansiedad
Los síntomas pueden ocurrir abruptamente, seguidos de períodos de mejoría (EM recurrente-remitente), o pueden ir empeorarando gradualmente con el tiempo (EM progresiva).
Traducción del articulo publicado por la revista científica JAMA sobre la Esclerosis Múltiple, traducido y adaptado por Fundación GAEM.
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