Los jóvenes con esclerosis múltiple que están usando una terapia modificadora de la enfermedad (DMT), cuando tienen una recaída dentro de los primeros tres años, tienen más probabilidades de recuperarse por completo, lo que reduce el riesgo de padecer enfermedades prolongadas.
La recuperación completa también es más probable en estos pacientes si no tienen síntomas intestinales, vesicales o cognitivos.
El estudio, “Recuperación de recaídas en la esclerosis múltiple: efecto del tratamiento y contribución a la discapacidad a largo plazo“, se publicó en la revista Multiple Sclerosis Journal – Experimental, Translational and Clinical.
Las recaídas, o episodios impredecibles de empeoramiento de la enfermedad, son una característica clave de la esclerosis múltiple (EM). Los resultados a largo plazo para los pacientes, incluida la progresión a una discapacidad grave, están determinados principalmente por la frecuencia y la gravedad de sus recaídas y lo bien que se recuperan.
El grado de recuperación varía mucho entre los pacientes, y hasta el 59% de las recaídas se resuelven de forma incompleta, es decir, con daño nervioso persistente. Se utilizan varios tratamientos modificadores de la enfermedad (DMT), incluidos los interferones y los esteroides, para reducir el riesgo de recaída y la gravedad y la progresión a la discapacidad.
Los científicos han establecido que el grado de recuperación de la recaída predice los resultados a largo plazo en los pacientes. Sin embargo, los factores que determinan la recuperación completa o incompleta, y el impacto de la recuperación incompleta en la progresión de la discapacidad, no están claros.
Un equipo dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard en Boston, investigó los factores que pueden determinar la recuperación incompleta de una recaída en los primeros tres años. También estudiaron cómo los DMT afectan la recuperación, y el impacto de la recuperación incompleta en los resultados de la discapacidad 10 años después.
Los resultados de discapacidad se midieron a través de la escala ampliada de estado de discapacidad (EDSS; cuanto más alta es la puntuación, mayor es el nivel de discapacidad del paciente), y la caminata cronometrada de 25 pies (una prueba de rendimiento de la función de la movilidad y las piernas).
Un total de 360 pacientes, todos inscritos en el estudio de Investigaciones longitudinales integrales en esclerosis múltiple en el Brigham and Women’s Hospital (CLIMB), se incluyeron en el análisis; de éstos, el 89,2% eran blancos y el 73,6% mujeres. En promedio, los pacientes tenían 35,8 años cuando notaron sus primeros síntomas y fueron diagnosticados a una edad promedio de 36,7 años.
Su tasa de recaída anualizada media fue de 0,35; en promedio, los pacientes tuvieron alrededor de dos recaídas, un episodio inicial y otro dentro de los primeros tres años del diagnóstico.
Casi la mitad, 44,6%, de estas recaídas dejaron un déficit residual o persistente después de al menos seis meses.
Los resultados mostraron que los pacientes que experimentaban recaídas en los primeros tres años posteriores al diagnóstico tenían más probabilidades de recuperarse por completo si eran más jóvenes, tenían un índice de masa corporal más bajo (IMC, una medida de grasa corporal), y una enfermedad de mayor duración y estaban usando un DMT, específicamente interferones o acetato de glatiramer (vendido como Copaxone y también disponible como formulaciones genéricas) en el momento de la recaída.
Específicamente, el 51,8% de las recaídas en los pacientes no tratados tuvo una recuperación incompleta, en comparación con el 28,9% en los pacientes que recibieron un DMT.
“Los tratamientos más comunes en nuestra cohorte, los interferones y el acetato de glatiramer, se asociaron con una mejor recuperación de la recaída“, escribieron los investigadores.
Los pacientes tratados con esteroides también tenían más probabilidades de recuperarse por completo. Es importante destacar que los pacientes sin síntomas de vejiga, intestinos o cognitivos también tenían más probabilidades de recuperarse por completo.
Con respecto a los resultados de discapacidad a 10 años, los investigadores encontraron que, si bien las recuperaciones incompletas dentro de los primeros tres años de la recaída aumentaron las puntuaciones de discapacidad, las recuperaciones completas las bajaron.
“Nuestros resultados demostraron que la cantidad de recaídas tempranas con recuperación incompleta es un predictor significativo de la discapacidad de 10 años de un paciente, medida tanto por EDSS como por caminata cronometrada de 25 pies, dos herramientas válidas y clínicamente relevantes“, escribieron los investigadores.
De acuerdo con los hallazgos de tres años, los resultados de discapacidad a los 10 años fueron peores en las personas de mayor edad (un aumento en la puntuación EDSS de 0.02 puntos por cada año adicional de edad), y se asociaron con un IMC más alto (aunque no significativamente) en los primeros síntomas.
“El aumento de la discapacidad de 10 años con cada recuperación incompleta en los primeros tres años indica que las recuperaciones incompletas predisponen a peores resultados a largo plazo, ya sea debido a la acumulación de discapacidad o una fisiopatología agresiva común”, escribieron los investigadores.
La recuperación de la recaída en estos análisis no se asoció con el sexo, los antecedentes de tabaquismo, los antecedentes familiares de EM, la raza o la duración de la recaída, anotó el estudio.
Las limitaciones del estudio incluyen su naturaleza retrospectiva (eventos pasados), la falta de diversidad de la muestra del estudio (predominantemente blanca y femenina), y la incapacidad de evaluar la recuperación con herramientas más especializadas, escribió el equipo.
No obstante, los investigadores creen que estos datos proporcionan evidencia de que la recuperación de la recaída en las primeras etapas clínicas predice una discapacidad de 10 años, y que el tratamiento temprano con DMT puede mejorar la recuperación y prevenir la discapacidad a largo plazo.
“La creciente evidencia sobre la asociación entre la recuperación y la discapacidad a largo plazo debería informar la toma de decisiones clínicas: los pacientes con una recuperación incompleta pueden requerir un seguimiento más cercano y un tratamiento más agresivo“, concluyeron.