La investigación publicada recientemente en la revista Science que valida el virus de Epstein-Barr (EBV) como un iniciador de la esclerosis múltiple, ha abierto la puerta a nuevas vías de investigación.
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoimmune, aunque en la actualidad se desconocen los detalles sobre cómo se origina. La mayor parte de los estudios realizados apoyan la existencia de factores ambientales, especialmente las infecciones víricas que, actuando sobre individuos genéticamente predispuestos, desencadenan el fenómeno autoinmune a través del cual se desarrollan los procesos inflamatorios y degenerativos en el sistema nervioso central característicos de la esclerosis múltiple (EM).
La infección por el virus de Epstein-Barr (EBV) se ha relacionado epidemiológicamente desde hace muchos años con la esclerosis múltiple, pero su papel patológico aun no se ha podido aclarar. Se había propuesto que producía una confusion en el reconocimiento de proteínas del cerebro o que activaba de forma crónica a los linfocitos B. La noticia publicada hace unos pocos días en la revista Science que valida el virus de EBV como un iniciador de la EM ha abierto la puerta a nuevas vías de investigación que podrían tener un protagonismo relevante durante los próximos años.
En este contexto, una investigación de la Universidad de Stanford en California que se publicará en las próximas semanas, demuestra que la asociación del virus de Epstein-Barr con la EM se debe a que los linfocitos B, que se encuentran comúnmente en el líquido cefalorraquídeo (LCR) de los pacientes y que contribuyen a la inflamación y secretan inmunoglobulinas oligoclonales, reconocen, al mismo tiempo, una proteína especifica del EBV (denominada EBNA-1) y una proteína de adhesión del cerebro (denominada GlialCAM) que es muy importante para el proceso de mielinización.
Este resultado es muy relevante porque por primera vez se demuestra una relación directa entre el virus Epstein-Barr y la esclerosis múltiple. Este hecho abre la via al desarrollo de terapias específicas que van desde las vacunas anti-EBV, a los tratamientos antivirales, o terapias celulares con linfocitos T anti-EBV autólogos, como las que está desarrollando la empresa californiana, Atara Biotherapeutics.
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Articulo de elaboración propia